Información General

Definición:

Los términos acúfeno, tinnitus y zumbido son sinónimos y se refieren a una percepción auditiva “fantasma”, es decir que la persona percibe un sonido sin haber una fuente sonora externa que lo explique.

Prevalencia:

Más allá de la alta prevalencia (10% de la población), en la gran mayoría de los pacientes (9%) el acúfeno es bien tolerado y no altera su vida cotidiana.
La incidencia de los acúfenos aumenta con la edad, registrándose desde menos de un 1% en menores de 45 años, hasta más del 30% en mayores de 70 años. En promedio, el mismo está presente en el 5 – 20 % de la población occidental, siendo más frecuente en las personas añosas. Dado el aumento en la sociedad moderna de ruidos artificiales de intensidad dañina, esta patología está aumentando progresivamente.

Tipos de Acúfeno

Los acúfenos clásicamente se clasifican en objetivos y subjetivos.

Cuando el acúfeno no es tolerado, ni aceptado y altera la vida cotidiana del paciente, decimos que está descompensado. El acúfeno es capaz de modificar la conducta del paciente, alterar las relaciones familiares, laborales y sociales. Genera trastornos de sueño y cambios en el humor (irritabilidad, angustia, ansiedad y/o depresión) lo cual, a su vez, empeora el tinnitus.

En estos casos es que se debe plantear una estrategia terapéutica personalizada, para ir a un estado de compensación.

El acúfeno objetivo:

El acúfeno objetivo, es muy poco frecuente, puede ser objetivable por un observador y es causado por sonidos generados en el cuerpo y conducidos al oído; es provocado por causas vasculares o musculares. Clínicamente cursa sin afectación auditiva, y suele ser pulsátil, sincrónico con el pulso en los casos de origen vascular.

El acúfeno subjetivo:

El acúfeno subjetivo, es por lejos el más frecuente, explica más del 99% de los zumbidos, y es causado por una actividad neuronal anómala en el sistema nervioso central. El acúfeno subjetivo constituye una disfunción del procesamiento de la información auditiva a nivel del sistema nervioso central, con reacciones emocionales individuales de mayor o menor cuantía. Uno de cada 10 adultos padece acúfeno subjetivo y en uno de cada 100, el acúfeno puede afectar severamente la calidad de vida de la persona.
Según la repercusión que generan los acúfenos en la calidad de vida del paciente se pueden clasificar en compensados y descompensados.
Decimos que el acúfeno está compensado cuando es aceptado, bien tolerado y no altera su vida cotidiana, esto es logrado por la gran mayoría de los pacientes.

Causas:

A lo largo de millones de años de evolución el oído se ha desarrollado como un sentido de gran sensibilidad, gran precisión tanto en interpretar los componentes de ondas del sonido como de la ubicación de la fuente sonora, lo cual brindó protección de los predadores, entre otras cosas. Lo que no desarrolló fue sistemas de protección al daño, porque no fue necesario hasta la aparición de los ruidos artificiales. Eso lo hace un órgano muy frágil que tendremos que proteger con medidas preventivas que debemos aplicar siempre.
La principal causa del acúfeno subjetivo es la privación sensorial, es decir la hipoacusia o sordera. La disminución de la entrada auditiva puede desencadenar una serie de fenómenos funcionales en el sistema nervioso central, resultando en acúfeno. Sin embargo, puede haber hipoacusia sin tinnitus y tinnitus sin hipoacusia.
Por mucho tiempo se creyó que la localización anatómica de la génesis del tinnitus era el oído; sin embargo, si bien puede haber un desencadenante periférico, nuestra percepción consciente de cualquier sensación involucra procesamientos complejos del cerebro, que incluyen a la corteza cerebral. Si redes neuronales comienzan a funcionar en forma anómala pueden “inventar” una percepción de algo que no existe; lo mismo que pasa, por ejemplo, en personas con miembros amputados cuyas redes neurales que estaban al servicio de sensaciones y movimientos “inventan” sensaciones (dolor, calor, tacto) y movimientos del miembro faltante.

Este es el “Síndrome del miembro fantasma”

Prevención:

Debido a que la hipoacusia es un factor de riesgo mayor para el acúfeno y la exposición a ruido excesiva es causa de hipoacusia, la prevención del trauma acústico en los jóvenes y en los trabajadores es una de las medidas más eficaces para prevenir esta patología.

Especialmente en los jóvenes el factor más importante que dispara o exacerba un acúfeno es la exposición al ruido, por lo cual, la mayoría de los acúfenos en los jóvenes son fácilmente prevenibles con educación.

¿Se pueden revertir estas sensaciones anómalas?

A través de estudios de imágenes como el PET (tomografía por emisión de positrones) se ha objetivado los acúfenos en el sistema nervioso central, en donde se ve una activación mucho mayor que en las personas sin tinnitus, de áreas tanto auditivas como externas, como por ejemplo las áreas subcorticales involucradas en el procesamiento de las emociones.

 Afortunadamente la respuesta es sí. Las conexiones neuronales cambian constantemente dependiendo de los estímulos que reciben, a este fenómeno se le llama neuroplasticidad. Si nosotros trabajamos sobre las causas que provocaron el tinnitus y redireccionamos el funcionamiento de las redes neurales podemos reducir o abolir el zumbido.

El acúfeno es un fenómeno complejo y multimodal. La actividad neural anómala puede ser influenciada y exacerbada por diferentes estímulos no auditivos, como ser:

  • Modulación somatosensorial, por ejemplo, una contractura muscular, o patología de la articulación temporomandibular, pueden desencadenar o exacerbar un acúfeno preexistente.
  • Enfermedades médicas de tipo metabólico, vascular, articular o neurológico.
  • Componente biopsicosocial de estrés.
  • Trastornos y patologías del sueño.


A modo de ejemplo la privación crónica, el desfasaje horario, el insomnio, todo lo que altere la cantidad y calidad del sueño, provoca un estrés orgánico que causa o empeora el tinnitus. Así como el bruxismo y la apnea de sueño que alteran la funcionalidad de la articulación témporo-mandibular antes mencionada.
Teniendo presente estos factores tendremos que considerar en el diagnóstico y en el tratamiento los aspectos auditivo, somatosensorial, neural, comportamental y emocional.

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